La película nos lleva al mundo de los granjeros, pastores y rebeldes de las regiones del Nilo Azul y de las montañas de Nuba, en Sudán, donde siguen ocupándose de la tierra y de los animales, y respetando su cultura tradicional a pesar de los bombardeos por parte del gobierno y de la guerra civil. Tradicionalmente, la música ha formado parte de la vida cotidiana de esas regiones, pero ahora tiene un nuevo papel en una sociedad herida por la guerra y sus refugiados.